Durante largo tiempo vista como la favorita de la carrera a la Casa Blanca, Hillary Clinton, quien tenía la ambición de ser la primera mujer presidente de Estados Unidos, finalmente se fue de la campaña, confirmando, al renunciar a su sueño, una inusual fuerza de carácter.
Durante un discurso pronunciado este sábado en Washington, Clinton terminó formalmente su carrera a las elecciones de noviembre y le dio todo su respaldo a su rival Barack Obama. Pero la senadora todavía no ha dicho su última palabra, y según muchos expertos, se debería contar con ella en 2012 o 2016.
"Tiene un futuro muy brillante por delante", afirmó Simon Rosenberg, responsable del centro de reflexión New Democratic Network.
"Como dicen los mismos Clinton, ellos no se dejan desalentar fácilmente. Ella esperará e intentara nuevamente ser candidata a la Casa Blanca", dijo a su vez Larry Sabato, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Virginia.
"Como dicen los mismos Clinton, ellos no se dejan desalentar fácilmente. Ella esperará e intentara nuevamente ser candidata a la Casa Blanca", dijo a su vez Larry Sabato, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Virginia.
En 2016, Clinton tendrá cuatro años menos que el candidato republicano John McCain en este momento.
Para sus partidarios, su nombre está asociado a los años de prosperidad de la presidencia de Bill Clinton (1993-2000). Los simpatizantes de Hillary alaban su competencia y su experiencia. Durante los debates de televisión en los que participó, se mostró a menudo más precisa, sino más convincente que su rival.
Sus detractores, numerosos, tienen otra opinión. Para una parte de Estados Unidos el apellido Clinton es sinónimo de dureza, cinismo y pillería. Obama le recriminó su "error de juicio" sobre Irak a causa de su voto favorable a la guerra en 2002.
Dada por caída cien veces, se levantó cien veces, pasando cada vez a la ofensiva con una energía renovada, y no dudando a veces en "arreglar" la realidad como cuando sostuvo haber estado bajo fuego en 1996 en Bosnia.
La campaña presidencial tuvo durante mucho tiempo el cariz de una consagración anunciada para la ex primera dama, venida a la política con las protestas contra la guerra de Vietnam, y victoriosa en sus campañas senatoriales en el Estado de Nueva York en 2000 y 2006.
Pero el ascenso de Obama detuvo la máquina. Destacar su pertenencia al sistema para distanciarse mejor, insistir en su proximidad con Washington para criticar mejor los mecanismos: el mensaje sonaba falso.
Y a pesar de importantes éxitos en las primarias (ganó en Nueva York, California, Florida, Ohio, Pensilvania...), sus más de 17 millones de electores, la seducción que ejerce entre las mujeres, los obreros blancos, los ancianos y los hispanos, eso no fue suficiente para impedirle al senador de Illinois quedarse con la candidatura.
Nacida el 26 de octubre de 1947 en Chicago (Illinois, norte), Hillary Rodham Clinton es una abogada brillante, madre de una mujer de negocios de 27 años, Chelsea. Trabajó largo tiempo a la sombra de su marido, a pesar de las humillaciones que debió pasar.
A comienzos de 1999, luego de meses de tormentos, el caso de la joven becaria Monica Lewinsky llega a su fin. Hillary decide perdonar la infidelidad (y las mentiras) de su marido. Digna y noble, salió bien del episodio, pero también para muchos dio la imagen de una mujer dispuesta a sobrellevar todos los disgustos a fin de satisfacer sus ambiciones y no comprometer su carrera política. (Fuente: Univision.com)
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