Las parejas homosexuales noruegas serán las primeras que podrán casarse por la iglesia. El Parlamento de la nación acaba de aprobar la ley de matrimonios gays y lesbianas, que los equipara completamente con los heterosexuales casados. Pero Noruega, como otros países nórdicos, tiene una religión estatal, la Iglesia Nacional Noruega, cuyo máximo representante es el rey y que obedece al Parlamento. La ley, así, obliga directamente a los ministros de esta confesión.
Con la nueva ley, que entrará en vigor dentro de unos meses, Noruega se une al reducido grupo de países (España, Holanda, Bélgica, Canadá y Suráfrica, aparte de los Estados de Massachusetts y California) que hasta ahora permiten el matrimonio de gays y lesbianas con todos sus derechos y deberes. El país nórdico fue uno de los pioneros, cuando en 1993 aprobó una ley de uniones civiles que permitía el registro de parejas de hecho formadas por dos hombres o dos mujeres, pero con la nueva legislación va un paso más allá.
La peculiar relación entre el Gobierno y la Iglesia noruega han propiciado la excepcionalidad de la situación. La Iglesia Nacional de Noruega es una rama del protestantismo luterano. Una situación similar se vivió en Canadá en 2005, cuando el Parlamento debatió la ley de matrimonios homosexuales. Pero entonces, ante la oposición de la rama dominante de la religión evangélica oficial, la norma incluyó una salvaguarda que eximía a los pastores de celebrar estas uniones.
Precisamente un conservador, el ministro de Economía Per-Kristian Foss, fue el primer miembro del Gobierno que se unió legalmente a una pareja de su mismo sexo. Lo hizo en 2002, pero prefirió la intimidad de la embajada de su país en Estocolmo para la ceremonia en lugar de hacerlo en Oslo.
La reglamentación cubre todos los aspectos de la plena igualdad: permite la adopción conjunta por las parejas del mismo sexo y la del hijo de uno de los cónyuges por el otro. También regula la inseminación artificial de las mujeres lesbianas y los vínculos entre la madre biológica, su mujer y el hijo de ambas.
Con la nueva ley, que entrará en vigor dentro de unos meses, Noruega se une al reducido grupo de países (España, Holanda, Bélgica, Canadá y Suráfrica, aparte de los Estados de Massachusetts y California) que hasta ahora permiten el matrimonio de gays y lesbianas con todos sus derechos y deberes. El país nórdico fue uno de los pioneros, cuando en 1993 aprobó una ley de uniones civiles que permitía el registro de parejas de hecho formadas por dos hombres o dos mujeres, pero con la nueva legislación va un paso más allá.
La peculiar relación entre el Gobierno y la Iglesia noruega han propiciado la excepcionalidad de la situación. La Iglesia Nacional de Noruega es una rama del protestantismo luterano. Una situación similar se vivió en Canadá en 2005, cuando el Parlamento debatió la ley de matrimonios homosexuales. Pero entonces, ante la oposición de la rama dominante de la religión evangélica oficial, la norma incluyó una salvaguarda que eximía a los pastores de celebrar estas uniones.
Precisamente un conservador, el ministro de Economía Per-Kristian Foss, fue el primer miembro del Gobierno que se unió legalmente a una pareja de su mismo sexo. Lo hizo en 2002, pero prefirió la intimidad de la embajada de su país en Estocolmo para la ceremonia en lugar de hacerlo en Oslo.
La reglamentación cubre todos los aspectos de la plena igualdad: permite la adopción conjunta por las parejas del mismo sexo y la del hijo de uno de los cónyuges por el otro. También regula la inseminación artificial de las mujeres lesbianas y los vínculos entre la madre biológica, su mujer y el hijo de ambas.
(Fuente: elpais.com)
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