Descripción
Los intentos de descripción teórica de la conducta bisexual aparecen marcados, dentro de la tradición sexológica occidental, por su carácter de territorio ambiguo, en el que la tensión entre homosexualidad y heterosexualidad queda anulada. En un intento de desambiguación, se ha considerado que existen varios niveles de análisis de los que derivan las diferentes formas de conceptualizar la bisexualidad:[1]
1. Bisexualidad biológica
2. Bisexualidad psicológica
3. Bisexualidad conductual
4. Bisexualidad cultural
Esta gradación de niveles corresponde, además, a una cronología en los estudios sobre la bisexualidad. Las teorías pertenecientes a los dos primeros niveles, el biológico y psicológico, encuadran su desarrollo durante el siglo XIX, mientras que las de los dos siguientes, conductual y cultural, aparecen durante el siglo XX.
En las teorías del primer nivel, la bisexualidad aparece fuertemente ligada con la sexología médica y con el pensamiento de Lamarck y Darwin. La finalidad de estas teorías, que operan desde el seno del evolucionismo, es describir la función que la bisexualidad pudiera tener en la perpetuación de la especie humana.
Algunas encuestas muestran de un 20% a un 50% de las poblaciones modernas occidentales como bisexuales, aunque hay dificultades metodológicas con respecto a la aleatoriedad y el tamaño de la población de muestra y la precisión de reportes de información tan personal. Otros estudios usan estándares diferentes para la bisexualidad. Otros incluso ignoran por completo el fenómeno bisexual o lo separan en componentes homosexual y heterosexual. Los distintos resultados no coinciden en si la bisexualidad es más o menos común que la homosexualidad (usando diversas definiciones para cada una). Reportes anecdóticos fuera del mundo occidental sugieren índices mucho más altos de bisexualidad.
Algunos estudios, entre ellos los estudios Comportamiento sexual del hombre (1948) y Comportamiento sexual de la mujer (1953) de Alfred Kinsey, han mostrado que la mayor parte de la población parece ser al menos ligeramente bisexual. La mayoría tiene cierta atracción hacia ambos sexos, aunque se suele preferir uno de ellos.
Estatus social de la bisexualidad en algunas culturas
El estatus social que aporta el comportamiento bisexual, homosexual o heterosexual depende, en gran medida, de las diferentes objetivaciones conceptuales que en cada cultura existan de las identidades y comportamientos sexuales, así como de la existencia de diferentes estructuras de género.
Bisexualidad y género
Así, en aquellas culturas en las que la categorización de género incluye un tercer género, bien ambiguo o bien del tipo "ni hombre ni mujer", las distinciones entre homosexualidad, heterosexualidad y bisexualidad son inexistentes para este género y para quienes mantienen relaciones sexuales con él y difuminan, en ocasiones, incluso la categorización de comportamientos en el resto de relaciones. En la cultura navajo existen tres géneros: varones, mujeres y nadle. La asignación de un individuo como nadle puede resultar confusa, aunque suele ser determinante que exhiban rasgos genitales ambiguos o hermafroditas. Existen también "falsos" nadle, cuyos rasgos genitales son definidos, pero que se comportan y son reconocidos como nadles "auténticos". Los roles sexuales de los nadle comparten rasgos de los varones y las mujeres. En esta cultura, se categoriza como comportamiento homosexual reprobable el que mantienen varones con varones o mujeres con mujeres. Sin embargo, las relaciones entre nadles y varones o mujeres no merecen ningún tipo de categorización, ni como homosexualidad, ni como heterosexualidad, ni en el caso de un nadle que alterne relaciones sexuales con varones y mujeres como bisexualidad. Casos parecidos respecto de la categorización de conductas homosexuales o bisexuales, aunque de diversa consideración en cuanto a su estatus, aparecen con los géneros hermafroditas y terceros géneros de los hijra en la India, las tradiciones berdache (dos-espíritus) de culturas nativas norteamericanas o el tercer género mahu polinesio.[3]
En diferentes culturas africanas existen tradiciones de matrimonio entre mujeres y matrimonio entre muchachos que, en ocasiones, disuelven las diferencias entre homosexualidad, heterosexualidad y bisexualidad. Evans-Pritchard documenta entre los azande de Sudán la existencia común de matrimonios entre guerreros solteros y muchachos jóvenes. Este matrimonio solucionaba la necesidad de intercambios sexuales de los guerreros solteros ante la escasez de mujeres debido a la práctica extendida de poliginia. Al muchacho joven que contraía matrimonio con el guerrero se le consideraba una mujer y las prácticas sexuales de ambos eran consideradas lícitas y no categorizadas como homosexuales. Tanto cuando el guerrero conseguía hacer efectivo el matrimonio con una mujer, como cuando el muchacho-esposa accedía a la condición de guerrero, el matrimonio entre los varones se disolvía. Esta institución de matrimonio sustitutivo no se caracterizaban tampoco como comportamiento bisexual.[4]
La ideología sexual dominante en Filipinas considera que la homosexualidad es innata y categoriza a los homosexuales como un tercer género, denominado bakla. Si un bakla se empareja con "un hombre de verdad" (un tunay na lalake), este último sigue considerándose heterosexual, pues esa categorización depende fundamentalmente de que mantengan intactos el resto de sus características de rol sexual masculino (entre los que se incluyen no practicar la felación ni el sexo anal pasivo). Esto se mantiene incluso en el caso de "hombres de verdad" casados que mantienen relaciones sexuales estables con un bakla, y a quienes no se considera bisexuales. Las relaciones sexuales de un bakla con otro bakla se conceptualizan como "lesbianismo" o pompyangan (golpear de cíbalos).[5]
La existencia o inexistencia de la categoría bisexualidad, así como su carta de naturaleza, su aplicación a unas conductas u otras y su estatus social dependen además de otros componentes. En un estudio clásico sobre los sambia de Papúa Nueva Guinea, Gilbert Herdt describe prácticas rituales de relación entre varones estructurada por edades. Los sambia practican inseminaciones de muchachos prepúberes por parte de adultos que poseen diferentes funciones y otorgan distintos resultados. Estas prácticas rituales empiezan a la edad de siete u ocho años y continúan hasta la primera juventud. A los muchachos se les otorga el rol de de ser inseminados oralmente por adultos en varias iniciaciones secretas. Durante ese periodo los muchachos no pueden tener relaciones con mujeres bajo pena capital. En la ideología sexual sambia, el semen resulta el elixir vital, por lo que la masculinización de los muchachos prepúberes depende de la ingesta de semen maduro. Estas prácticas, que se interrumpen idealmente cuando el muchacho se ha casado y ha tenido el primer hijo, no son consideradas homosexuales y, por tanto, los adultos que participan en ellas, y que están casados, tampoco son considerados bisexuales. Existe, empero, varones que una vez casados siguen disfrutando del sexo oral con muchachos a hurtadillas y que sí son considerados bisexuales y no sufren pérdida alguna de autoestima o aprobación social por ello.[6]
Dentro de las culturas occidentales europeas y angloamericanas, la ideología sexual dominante ha sido históricamente heterocentrista y patriarcal. En esta doble vertiente, la sexualidad se ha considerado fundada en la reproducción, las mujeres han sido relegadas a funciones reproductoras y domésticas y a estructuras sociales de debilidad y la heterosexualidad se ha considerado la única opción saludable, legítima y natural. Los comportamientos homosexuales masculinos, fuertemente reprobados e incluso castigados penalmente, han acarreado en ocasiones una feminización de los varones que los ostentaban, mientras que la homosexualidad femenina era prácticamente invisibilizada. Por ello, algunos estudios muestran la bisexualidad, tanto masculina como femenina, como un caso de homofobia internalizada. La pujanza de los movimientos revindicatorios LGTB ha ido imponiendo parcialmente, sobre todo en el caso de la homosexualidad masculina, un modelo de prácticas homosexuales llamada homosexualidad entre pares, en que los dos miembros de una relación homosexual no son recategorizados en cuanto al genero, independientemente de su edad o de la disposición pasiva o activa en el encuentro sexual. Esta situación ha dado lugar a que, en el seno de las comunidades gays y lésbicas de homosexualidad entre pares, individuos que construyen fuertes identidades homosexuales que son determinantes para sus biografías, acusen a los que se identifican como bisexuales de hipócritas, pensando que son en realidad homosexuales que participan en actividad heterosexual solo para seguir siendo socialmente aceptables. La consideración de las prácticas homosexuales extramatrimoniales de varones casados con mujeres, así como la consideración de que el ocultamientos de la propia homosexualidad debilita las reivindicaciones de los militantes LGTB, han sido utilizados también como argumentos de esta teoría de la homofobia internalizada. Parejo a esta teoría, también se ha considerado, en el seno de comunidades gays y lésbicas entre pares, la bisexualidad como una situación de tránsito. Así, un estudio de Herdt sobre adolescentes urbanos de Chicago (Estados Unidos) participantes en una comunidad de militancia gay, llamada Horizons Center, afirma:
"El bisexual tiene una sexualidad que no es "ni una cosa ni otra"; y resulta que en Horizons, para muchos jóvenes, pero en absoluto para todos, la bisexualidad es una fase social y cierto paso en el desarrollo hacia la formación de personalidades y relaciones sociales identificadas como gay o lésbicas". Gilbert Herdt [9]
Este mismo estudio considera que la participación de estos jóvenes estadounidenses en relaciones homoeróticas y heteroeróticas servían, en algunos casos, de punto de referencia comparativo de las propias tendencias sexuales, aún inmaduras, como paso previo para decantarse por una identidad heterosexual o homosexual. Sin embargo, la emergencia de reivindicaciones de la bisexualidad como una tercera identidad sexual y la aparición de "guiones culturales" acerca de en qué consiste esa identidad bisexual, estaría abriendo nuevas vías de categorización. En esta nueva tesitura, Herdt distingue a aquellos jóvenes que calificaban o sentían que sus prácticas bisexuales eran de tránsito, de aquellos otros que refundaban su identidad sexual en prácticas bisexuales. La diferencia de género no es indiferente al respecto de la formación de las identidades homosexuales y bisexuales. La divergencia de edades medias en el acceso a los primeros encuentros sexuales indica que, en el caso de los varones con prácticas bisexuales, el primer contacto homoerótico precede a los contactos heteroeróticos, mientras que la tendencia se invierte para las mujeres. Las descripciones que hacían los jóvenes de estos primeros contactos sexuales con uno u otro sexo parecen indicar que las utilizaban para tratar de aclarar sus sentimientos respecto de la construcción de su identidad sexual.
Dado que algunos bisexuales sienten que no encajan ni en la comunidad gay ni en el mundo heterosexual, y dado que tienden a ser “invisibles” en público (confundiéndose sin problemas en las sociedades homosexual y heterosexual), algunos de ellos han formado sus propias comunidades, cultura y movimientos políticos. Sin embargo, puesto que la orientación bisexual puede estar en cualquier punto entre los dos extremos de homosexualidad y heterosexualidad exclusivas, otros de los que se identifican como bisexuales prefieren formar parte de la sociedad homosexual o heterosexual.
Un símbolo común de identidad bisexual es la bandera del orgullo bisexual, diseñada por Michael Page, que tiene una franja rosada que representa la homosexualidad, una azul que representa la heterosexualidad y una morada (mezcla del rosado y el azul) en la mitad que representa la bisexualidad.[10]
Otro símbolo de identidad bisexual que usa el esquema de colores de la bandera bisexual consiste en un triángulo azul y uno rosado sobrepuestos (el triángulo rosado es un reconocido símbolo de la comunidad homosexual), formando uno morado en su intersección.
A muchos homosexuales y bisexuales les disgusta el uso del triángulo rosado como su símbolo, pues fue el símbolo usado por el régimen de Hitler para marcar homosexuales (de la misma forma que la estrella de David usada por los judíos). Estas personas simplemente no quieren representarse o identificarse como un grupo reprimido.
Referencias
1. ↑ Herdt, Gilbert y Boxer, Andrew (1995): «Bisexualidad. Hacía una teoría comparativa de las identidades y de la cultura.», en Antropología de la sexualidad y diversidad cultural, vol. Talasa. ISBN 84-88119-96-8
2. ↑ Rival, Laura; Slater, Don y Miller, Daniel (1999): «Sexo y sociabilidad. Etnografías comparativas de objetivación sexual. (Reproductividad sensual en el Amazonas: "dos haciendo", sexo entre los huaorani.», en Antropología de la sexualidad y diversidad cultural, vol. Talasa. ISBN 84-88119-96-8
3. ↑ Bolin, Anne (1996): «La transversalidad de género. Contexto cultural y prácticas de género.», en Antropología de la sexualidad y diversidad cultural, vol. Talasa. ISBN 84-88119-96-8
4. ↑ Bolin, Anne (1996): «La transversalidad de género. Contexto cultural y prácticas de género.», en Antropología de la sexualidad y diversidad cultural, vol. Talasa. ISBN 84-88119-96-8
5. ↑ Tan, Michael (1999): «En la cuerda floja. Riesgos sexuales y trabajo sexual masculino en Filipinas.», en Antropología de la sexualidad y diversidad cultural, vol. Talasa. ISBN 84-88119-96-8
6. ↑ Herdt, Gilbert y Boxer, Andrew (1995): «Bisexualidad. Hacía una teoría comparativa de las identidades y de la cultura.», en Antropología de la sexualidad y diversidad cultural, vol. Talasa. ISBN 84-88119-96-8
7. ↑ Foucault, Michel. (1990), Historia de la sexualidad, Siglo XXI de España editores, S.A.. 978-84-323-0290-9.
8. ↑ Rival, Laura; Slater, Don y Miller, Daniel (1999): «Sexo y sociabilidad. Etnografías comparativas de objetivación sexual. (Reproductividad sensual en el Amazonas: "dos haciendo", sexo entre los huaorani.», en Antropología de la sexualidad y diversidad cultural, vol. Talasa. ISBN 84-88119-96-8
9. ↑ Herdt, Gilbert y Boxer, Andrew (1995): «Bisexualidad. Hacía una teoría comparativa de las identidades y de la cultura.», en Antropología de la sexualidad y diversidad cultural, vol. Talasa. ISBN 84-88119-96-8
10. ↑ www.biflag.com (inglés)
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