Cantarle al sexo (explícito) sin renunciar a ser chic. Así explica Immanuel Casto el éxito de Battito Anale (Latido anal), canción del verano en la muy católica Italia.
Son muchos los que dicen que este año España se ha quedado huérfana de canción del verano. Para otros, ha ocupado ese puesto, aunque por los pelos, Ella Elle L'a, de Kate Ryan. No ha sido así en Italia. Al otro lado del arco mediterráneo se han pasado varios meses cantando una canción que lleva por título Battito anale (Latido anal). Cantándola y bailándola, porque como toda canción del verano que se precie, Battito anale tiene una sugerente coreografía. El artífice de esta oda al sexo anal, propagada a través de YouTube (y cuyos versos rezan así: "Salgo del hotel con mis andares cadenciosos y el culo bien caliente/ Me has sodomizado brutalmente, pero muy suavemente/ el anal 'beat' entra en mí por vía rectal y yo me abandono a su ritmo ancestral"), se llama Manuel Cuni. Más conocido artísticamente como Immanuel Casto, tiene 24 años y lleva desde los 17 haciendo uso de su talento musical para celebrar la sexualidad en todas sus formas, especialmente la homo. Lejos (mucho) quedan los tiempos del Over the rainbow o el Noa noa, himnos gays disfrazados de lo contrario donde las alusiones a la homosexualidad no por veladas resultaban menos obvias. Immanuel se ha erigido como paladín de un estilo musical tan desvergonzado como explícito, que él mismo ha dado en llamar porn groo-ve. Según él, "el porn groove no sólo es un estilo musical, es una aproximación estética y un estilo de vida. Es hablar de uno de los aspectos más viscerales de la naturaleza humana, o sea, el sexo, sin renunciar a ser chic".
Este divo moderno, que siempre viste con traje de chaqueta y suele aparecer en las portadas de sus discos sujetando una pistola, un secador o cualquier otra herramienta con reminiscencias viriles, nació en Bergamo. "Una pequeña ciudad del norte de Italia donde la gente tenía una mentalidad muy cerrada y no era común que se incentivaran las actitudes artísticas entre la población infantil", cuenta. Efectivamente, la suya, como la de tantos, es la historia de un niño ilusionado que, huyendo de los prejuicios, se muda a la gran ciudad para dar rienda suelta a su creatividad. Ahora, el Casto Divo se congratula de que su boca sea de muchos y él esté en boca de todos. El pasado Día del Orgullo Gay, 2.400 personas acudieron a la llamada de Battito anale para ver a Casto actuar en el teatro Pala Nord de Bolonia. Mientras, él acaba de realizar una incursión en el mundo de la moda sacando su propia línea de maletas. "Siempre supe que conseguiría hacer oír mi voz", afirma. Y lo ha conseguido, pese a la censura de la que muchas veces ha sido víctima: "Me han censurado infinidad de veces. Desde radios que no han querido emitir mis canciones, a festivales en los que no me han dejado participar o clubes que me han vetado por considerarme muy vulgar".
Pero éste no ha sido el único año que Italia ha bailado al son de lo sexy. El verano pasado, sin ir más lejos, una go-gó de 26 años llamada Romina Contiero era descubierta en una discoteca milanesa por dos productores musicales que la convirtieron en Tata Golosa. Su tema, Micromanía, pronto pasó a formar parte de la heavy rotation de media Europa (en especial, de la española). "Nos costó conseguirlo. Muchísimas productoras nos dieron con la puerta en las narices alegando que con chupaítas y culo -palabras harto repetidas en la canción- no llegaríamos muy lejos", asegura, orgullosa, Contiero.
(Fuente: elpais.com)
Son muchos los que dicen que este año España se ha quedado huérfana de canción del verano. Para otros, ha ocupado ese puesto, aunque por los pelos, Ella Elle L'a, de Kate Ryan. No ha sido así en Italia. Al otro lado del arco mediterráneo se han pasado varios meses cantando una canción que lleva por título Battito anale (Latido anal). Cantándola y bailándola, porque como toda canción del verano que se precie, Battito anale tiene una sugerente coreografía. El artífice de esta oda al sexo anal, propagada a través de YouTube (y cuyos versos rezan así: "Salgo del hotel con mis andares cadenciosos y el culo bien caliente/ Me has sodomizado brutalmente, pero muy suavemente/ el anal 'beat' entra en mí por vía rectal y yo me abandono a su ritmo ancestral"), se llama Manuel Cuni. Más conocido artísticamente como Immanuel Casto, tiene 24 años y lleva desde los 17 haciendo uso de su talento musical para celebrar la sexualidad en todas sus formas, especialmente la homo. Lejos (mucho) quedan los tiempos del Over the rainbow o el Noa noa, himnos gays disfrazados de lo contrario donde las alusiones a la homosexualidad no por veladas resultaban menos obvias. Immanuel se ha erigido como paladín de un estilo musical tan desvergonzado como explícito, que él mismo ha dado en llamar porn groo-ve. Según él, "el porn groove no sólo es un estilo musical, es una aproximación estética y un estilo de vida. Es hablar de uno de los aspectos más viscerales de la naturaleza humana, o sea, el sexo, sin renunciar a ser chic".
Este divo moderno, que siempre viste con traje de chaqueta y suele aparecer en las portadas de sus discos sujetando una pistola, un secador o cualquier otra herramienta con reminiscencias viriles, nació en Bergamo. "Una pequeña ciudad del norte de Italia donde la gente tenía una mentalidad muy cerrada y no era común que se incentivaran las actitudes artísticas entre la población infantil", cuenta. Efectivamente, la suya, como la de tantos, es la historia de un niño ilusionado que, huyendo de los prejuicios, se muda a la gran ciudad para dar rienda suelta a su creatividad. Ahora, el Casto Divo se congratula de que su boca sea de muchos y él esté en boca de todos. El pasado Día del Orgullo Gay, 2.400 personas acudieron a la llamada de Battito anale para ver a Casto actuar en el teatro Pala Nord de Bolonia. Mientras, él acaba de realizar una incursión en el mundo de la moda sacando su propia línea de maletas. "Siempre supe que conseguiría hacer oír mi voz", afirma. Y lo ha conseguido, pese a la censura de la que muchas veces ha sido víctima: "Me han censurado infinidad de veces. Desde radios que no han querido emitir mis canciones, a festivales en los que no me han dejado participar o clubes que me han vetado por considerarme muy vulgar".
Pero éste no ha sido el único año que Italia ha bailado al son de lo sexy. El verano pasado, sin ir más lejos, una go-gó de 26 años llamada Romina Contiero era descubierta en una discoteca milanesa por dos productores musicales que la convirtieron en Tata Golosa. Su tema, Micromanía, pronto pasó a formar parte de la heavy rotation de media Europa (en especial, de la española). "Nos costó conseguirlo. Muchísimas productoras nos dieron con la puerta en las narices alegando que con chupaítas y culo -palabras harto repetidas en la canción- no llegaríamos muy lejos", asegura, orgullosa, Contiero.
(Fuente: elpais.com)
No hay comentarios:
Publicar un comentario