(AFP).- Dieciséis años después de una infructuosa tentativa de Bill Clinton, el ejército estadounidense podría verse forzado en el gobierno de Barack Obama a abrir oficialmente sus puertas a los homosexuales, hasta ahora obligados a callar sus preferencias sexuales bajo pena de ser expulsados de la institución.
"Los criterios clave para servir en las fuerzas armadas deberían ser el patriotismo, el sentido del deber y la voluntad de compromiso. La discriminación debe ser prohibida", según el sitio web del presidente electo, quien está comprometido con reformar la legislación en este sentido.
Poco después de su investidura en 1993, el presidente Bill Clinton ordenó al Pentágono poner fin a la discriminación basada en la orientación sexual para el reclutamiento miliar. La iniciativa fue mal recibida por el estado mayor, la oposición republicana y gran parte de la opinión pública.
Una ley de compromiso, 'Don't ask, don't tell' ('No preguntes, no digas'), fue finalmente adoptada permitiendo a los gays y lesbianas integrar las fuerzas armadas con la condición de esconder su opción sexual. Desde entonces, 12.500 soldados fueron expulsados por expresar su homosexualidad o después de haber sido denunciados, entre ellos 800 en cargos cruciales -intérpretes de árabe, personal médico, pilotos o agentes de inteligencia-, según la Red de Defensa Jurídica de los militares.
Pero las mentalidades cambiaron y la hora de 'salir del armario' ha llegado, aseguran los partidarios de la reforma. Un síntoma de estos cambios es que un centenar de generales y almirantes retirados hicieron una petición para la abolición del 'Don't ask, don't tell'. "Como ocurre en Gran Bretaña, Israel y en otras naciones que autorizan a los gays y lesbianas a servir abiertamente, nuestros militares son profesionales capaces de trabajar juntos pese a las diferencias de raza, sexo, religión y sexualidad", señalaron los signatarios de la petición.
"La manera de abordar este asunto ha evolucionado profundamente, en particular a la luz de nuestras necesidades en materia de seguridad nacional", cuando Estados Unidos libra dos guerras en Irak y Afganistán, según un correo electrónico enviado a la AFP por la legisladorea demócrata Ellen Tauscher, quien defiende una propuesta de ley anti-discriminación en el ejército, y que apoyan 148 miembros de la Cámara de Representantes. "No debemos descartar de las fuerzas armadas a personas capaces", aseguró Tauscher, recordando que "según sondeos recientes, el 75% de los estadounidenses piensan que los hombres y mujeres homosexuales deberían poder servir abiertamente".
La comunidad militar, tradicionalmente conservadora, podría sin embargo poner resistencia. En una encuesta realizada a principios de diciembre por el grupo de prensa estadounidense Military Times con cerca de 2.000 lectores militares activos, la mayoría de ellos (58%) se declaran opositores a la apertura del ejército a los homosexuales.
"Todavía hay gente que prefiere el statu quo. Pero cuando se terminó la segregación en el ejército (1948) no llevó a retiradas masivas", afirmó Aubrey Sarvis, director de la Red de Defensa Jurídica de los militares. Pero el fin de la discriminación hacia los homosexuales en el ejército exigirá un apoyo total de Barack Obama, agregó. "Sé que esto no es la principal prioridad, lo es naturalmente la economía", dijo Sarvis, pero "necesitamos señales más concretas de apoyo por parte del nuevo gobierno". "Le tomo la palabra al presidente electo", concluyó, y pronosticó la aprobación de una nueva ley para "fin de 2009 ó en 2010".
"Los criterios clave para servir en las fuerzas armadas deberían ser el patriotismo, el sentido del deber y la voluntad de compromiso. La discriminación debe ser prohibida", según el sitio web del presidente electo, quien está comprometido con reformar la legislación en este sentido.
Poco después de su investidura en 1993, el presidente Bill Clinton ordenó al Pentágono poner fin a la discriminación basada en la orientación sexual para el reclutamiento miliar. La iniciativa fue mal recibida por el estado mayor, la oposición republicana y gran parte de la opinión pública.
Una ley de compromiso, 'Don't ask, don't tell' ('No preguntes, no digas'), fue finalmente adoptada permitiendo a los gays y lesbianas integrar las fuerzas armadas con la condición de esconder su opción sexual. Desde entonces, 12.500 soldados fueron expulsados por expresar su homosexualidad o después de haber sido denunciados, entre ellos 800 en cargos cruciales -intérpretes de árabe, personal médico, pilotos o agentes de inteligencia-, según la Red de Defensa Jurídica de los militares.
Pero las mentalidades cambiaron y la hora de 'salir del armario' ha llegado, aseguran los partidarios de la reforma. Un síntoma de estos cambios es que un centenar de generales y almirantes retirados hicieron una petición para la abolición del 'Don't ask, don't tell'. "Como ocurre en Gran Bretaña, Israel y en otras naciones que autorizan a los gays y lesbianas a servir abiertamente, nuestros militares son profesionales capaces de trabajar juntos pese a las diferencias de raza, sexo, religión y sexualidad", señalaron los signatarios de la petición.
"La manera de abordar este asunto ha evolucionado profundamente, en particular a la luz de nuestras necesidades en materia de seguridad nacional", cuando Estados Unidos libra dos guerras en Irak y Afganistán, según un correo electrónico enviado a la AFP por la legisladorea demócrata Ellen Tauscher, quien defiende una propuesta de ley anti-discriminación en el ejército, y que apoyan 148 miembros de la Cámara de Representantes. "No debemos descartar de las fuerzas armadas a personas capaces", aseguró Tauscher, recordando que "según sondeos recientes, el 75% de los estadounidenses piensan que los hombres y mujeres homosexuales deberían poder servir abiertamente".
La comunidad militar, tradicionalmente conservadora, podría sin embargo poner resistencia. En una encuesta realizada a principios de diciembre por el grupo de prensa estadounidense Military Times con cerca de 2.000 lectores militares activos, la mayoría de ellos (58%) se declaran opositores a la apertura del ejército a los homosexuales.
"Todavía hay gente que prefiere el statu quo. Pero cuando se terminó la segregación en el ejército (1948) no llevó a retiradas masivas", afirmó Aubrey Sarvis, director de la Red de Defensa Jurídica de los militares. Pero el fin de la discriminación hacia los homosexuales en el ejército exigirá un apoyo total de Barack Obama, agregó. "Sé que esto no es la principal prioridad, lo es naturalmente la economía", dijo Sarvis, pero "necesitamos señales más concretas de apoyo por parte del nuevo gobierno". "Le tomo la palabra al presidente electo", concluyó, y pronosticó la aprobación de una nueva ley para "fin de 2009 ó en 2010".
1 comentario:
Ojala se logre aunque lo veo dificil por que la casta militar en cualquier parte del mundo es como la Iglesia una institucion demasiado protegida,y con un mundo propio en donde predomina recibir ordenes del de arriba,y los militares cuidan mucho mantener sus formas y estilos asi la sociedad le guste o no,Yo mas bien pienso que el sistema militar no esta hecho para los gays pues todos nosotros somos de naturaleza abierta y reaccionarios.
Jodida
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