
Nada es fácil en la vida y menos para nosotrxs... el objetivo es ser feliz =).
(Por universogay.com).- Contrajo enlace en la ciudad de Granada de España con su pareja, que padece una discapacidad física. “Nos han dicho de todo”, señalaron ambas, discriminadas por sus familias.
Es una historia emblemática que resume los prejuicios y estereotipos de la sociedad, pero afortunadamente, es sobre todo, una crónica sobre cómo el amor puede triunfar, aún en contextos tan hostiles. Rosario y Sara (nombres ficticios, porque las mujeres han elegido ocultar su identidad) se han casado en Granada, según informa el diario Ideal, y este enlace se ha concretado pese a todas las contrariedades.
“Nos han dicho de todo: tortilleras, coja.. Nos han amenazado. Familiares nuestros se avergüenzan de nosotras. Hemos pasado mucho, pero aquí estamos, a punto de casarnos. ¡Con un par... de ovarios!", dicen, orgullosas.
Hace siete años que están juntas y cargan con los prejuicios y tabúes de los demás. Rosario (23) es gitana y Sara (25), es minusválida; tiene un defecto en una pierna hace que su caminar sea bamboleante.
“Fue un flechazo. Al principio, lo que más me gustó de ella fueron sus labios, su boca. Luego, todo lo demás”, recuerda Rosario, a la que un amigo de correrías flamencas rebautizó como Pequeña flor. “Cuando canta, cambia totalmente. Es un terremoto. A mí lo que me atrajo de ella fue su voz. Bueno, también sus ojos", dice Sara, que no se cansa de ponderar los valores artísticos de su pareja.
“Enfermas”...
“Yo ya había tenido relaciones con otras gitanas. Pero ellas luego se han casado con hombres y han tenido hijos. Cuesta mucho dar el paso y más todavía entre los gitanos. Mi padre tiene 83 años y no lo entiende. Vive con nosotras, pero dice que es una vergüenza. Ni siquiera ha venido a la boda. No me importa”, explica Rosario resignada, pero sin poder evitar una mueca de decepción. Sara también se ha acostumbrado a los desaires de su suegro. “Cada dos por tres, me dice que me da un millón de pesetas si dejo a su hija, pero yo ni caso. Los homosexuales se aceptan más fácilmente, se ve como una cosa de artistas. Pero a nosotras nos consideran enfermas, monstruos...”.
Pero nada ha detenido el amor de estas dos mujeres, cuyo próximo deseo es tener un hijo. "Yo pondré el óvulo y ella, el vientre. Y ‘p’lante’", anuncia Sara.
(Fuente: universogay.com)
(Por universogay.com).- Contrajo enlace en la ciudad de Granada de España con su pareja, que padece una discapacidad física. “Nos han dicho de todo”, señalaron ambas, discriminadas por sus familias.
Es una historia emblemática que resume los prejuicios y estereotipos de la sociedad, pero afortunadamente, es sobre todo, una crónica sobre cómo el amor puede triunfar, aún en contextos tan hostiles. Rosario y Sara (nombres ficticios, porque las mujeres han elegido ocultar su identidad) se han casado en Granada, según informa el diario Ideal, y este enlace se ha concretado pese a todas las contrariedades.
“Nos han dicho de todo: tortilleras, coja.. Nos han amenazado. Familiares nuestros se avergüenzan de nosotras. Hemos pasado mucho, pero aquí estamos, a punto de casarnos. ¡Con un par... de ovarios!", dicen, orgullosas.
Hace siete años que están juntas y cargan con los prejuicios y tabúes de los demás. Rosario (23) es gitana y Sara (25), es minusválida; tiene un defecto en una pierna hace que su caminar sea bamboleante.
“Fue un flechazo. Al principio, lo que más me gustó de ella fueron sus labios, su boca. Luego, todo lo demás”, recuerda Rosario, a la que un amigo de correrías flamencas rebautizó como Pequeña flor. “Cuando canta, cambia totalmente. Es un terremoto. A mí lo que me atrajo de ella fue su voz. Bueno, también sus ojos", dice Sara, que no se cansa de ponderar los valores artísticos de su pareja.
“Enfermas”...
“Yo ya había tenido relaciones con otras gitanas. Pero ellas luego se han casado con hombres y han tenido hijos. Cuesta mucho dar el paso y más todavía entre los gitanos. Mi padre tiene 83 años y no lo entiende. Vive con nosotras, pero dice que es una vergüenza. Ni siquiera ha venido a la boda. No me importa”, explica Rosario resignada, pero sin poder evitar una mueca de decepción. Sara también se ha acostumbrado a los desaires de su suegro. “Cada dos por tres, me dice que me da un millón de pesetas si dejo a su hija, pero yo ni caso. Los homosexuales se aceptan más fácilmente, se ve como una cosa de artistas. Pero a nosotras nos consideran enfermas, monstruos...”.
Pero nada ha detenido el amor de estas dos mujeres, cuyo próximo deseo es tener un hijo. "Yo pondré el óvulo y ella, el vientre. Y ‘p’lante’", anuncia Sara.
(Fuente: universogay.com)



No hay comentarios:
Publicar un comentario