05 octubre 2009

Intersexualidad: ¿Hombre o mujer?

La intersexualidad no sólo es relegada socialmente, sino dentro del mismo colectivo LGBT, que agrupa a las minorías sexuales.



(Por Raymundo Talavera).- La intersexualidad hace tiempo era conocida como “hermafroditismo”, término que provino de unir los nombres de un Dios y una Diosa griegos: Hermes y Afrodita. Hermes era el Dios de la sexualidad masculina (entre otras cosas) y Afrodita la Diosa de la sexualidad, el amor y la belleza femeninas.

Los seres humanos, en teoría, contamos con 46 cromosomas en nuestro cuerpo, 23 son apartados por el padre (XX) y los otros 23 por la madre (XY). La intersexualidad se hace presente cuando hay quienes nacen con las combinaciones siguientes: XXY, XO, XO/XY.

En términos sencillos, la intersexualidad es aquella condición de un ser humano que, en su nacimiento, presenta de forma simultánea características sexuales tanto masculinas como femeninas. Con otras palabras: no tiene un sexo establecido como tal.

En ese sentido, la persona puede poseer una abertura vaginal que esté parcialmente fusionada, así como también un órgano eréctil (pene o clítoris) más o menos desarrollado y ovarios o testículos. Cabe señalar que estos últimos suelen ser internos.

Por otra parte, uno de los mayores problemas a los cuales se enfrentan los intersexuales es su incapacidad para decidir por sí mismos su sexualidad. A partir de lo anterior surge la siguiente interrogante: ¿cómo se le asigna un sexo a un bebé intersexual?

Sin duda, la respuesta parece difícil de responder. De acuerdo con la Sociedad Intersexual de Estados Unidos, en los últimos tiempos, los médicos de ese país han llevado a cabo una convención, en la que se ha establecido que para determinar el sexo del bebé se debe medir "lo que hay entre las piernas"...

Si éste tiene ovarios y útero internamente y su pene es inferior a un centímetro se considera mujer. Sin embargo, si el pene estirado rebasa los 3 centímetros lo asignan como hombre. Los padres del bebé, además, llegan a externar su opinión sobre dicha decisión del médico.

Sin embargo, la convención que se ha realizado en el país del norte desde hace algunas décadas no es “oficial” por lo que, desde ese ángulo, cada médico debe valorar el caso en particular para determinar cuál será el sexo que le asignará al recién nacido.

Bajo otro tenor, el bebé, si así lo deciden los padres, puede ser sometido a intervenciones quirúrgicas, mismas que podrían resultar perjudiciales para su salud, y producirle para lo venidero dolores o infecciones en los genitales, aunado a pérdida de sensibilidad causada por las cicatrices.

Existe un riesgo latente de que al llegar a la edad adulta el sujeto no se muestre conforme con el sexo que se le asignó, y se considere perteneciente al sexo contrario. Ahí se presentaría un problema difícil de erradicar por todo lo que ello conlleva.

Si bien de manera común se tiene conocimiento de dos sexos como tal, masculino y femenino, hay quienes afirman que las personas intersexuales deberían ser tratados de manera “neutral” hasta que el susodicho pueda tomar la decisión de elegir uno u otro sexo.

No obstante, es conveniente tomar en consideración que los seres humanos vivimos dentro de una sociedad que está compuesta por otras personas a las cuales les costaría trabajo tratar al otro simplemente como “neutral”.

En la mayoría de países, el tema ha sido poco trastocado por los médicos desde hace mucho tiempo. Prueba de ello, por ejemplo, es que no se habla de él casi en ningún medio de comunicación. Lo cierto es que el hecho de evadirlo no constituye por sí misma una solución.

(Fuente: anodis.com)

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