29 septiembre 2010

España: Lesbiana gana el derecho a ver a la hija que gestó su expareja, sin haberse casado

Una decisión judicial "sui generis"

(El Periodico).- Pese a la decisión del juez, Empar Broch tampoco pudo ver ayer a la hija que su compañera sentimental gestó hace siete años. No ve a la pequeña desde hace cuatro, cuando la pareja se separó. Y eso que la justicia se ha puesto de su parte con una sentencia pionera. Hasta ahora, los hijos nacidos en el seno de parejas homosexuales que no formalizaban su relación ante la Administración no quedaban amparados por el derecho de visita. La decisión de un juzgado de Massamagrell (Valencia), sin embargo, ha reconocido la relación familiar, aunque no hubo ni adopción ni boda oficial.

La aprobación, en 2005, de los matrimonios y la adopción homosexuales allanó el camino en esta materia, pero muchas parejas prefirieron seguir como hasta entonces, conviviendo sin que ello figurase en ningún papel. Es el caso de Empar y la que era su compañera, que se fueron a vivir juntas en 1996. Cuando se plantearon ser madres, fue la más joven la que se quedó embarazada.

SIN LA NIÑA / Tras separarse, después de 11 años de relación, la madre biológica se negó a que Empar volviera a ver a la pequeña. De la noche a la mañana, pasó de vivir en la misma casa a tener vetado el contacto con ella, ya que, formalmente, no existía vínculo legal que las uniese.

«Es injusto, porque había una voluntad conjunta de tener y criar a la niña. Así lo establecimos ante notario, dejando constancia de que si su madre biológica tenía algún problema, sería yo quien me hiciese cargo de ella y quien velaría por su cuidado y su educación», explica Empar.

La mujer recurrió a los tribunales para que le fuera reconocida la maternidad de la niña, pero no tuvo éxito, por lo que, después de dos sentencias negativas, y a la espera de que el Tribunal Supremo decida sobre esa cuestión, solicitó un régimen de vistas en condición de «allegada». Este es el que suele concederse a los abuelos, no tan amplio como el de los progenitores, pero que le permitiría ver a la menor uno o dos días al mes.

El juez determinó, antes del verano, que las visitas debían ser «de carácter progresivo, con objeto de conseguir una adaptación de la menor». Fijó algunas fechas para los primeros encuentros, pero, de momento, no se ha producido ninguno.

(Fuente: El Periodico)

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