(Por Dan - AmbienteG).- Una de los peros más desoladores de no tener pareja, es llegar a casa y que no esté ella para que te acaricie. El contacto físico es fundamental, incluso si no hay absolutamente nada más. Desde bebés, si nos falta cariño, caemos derrotadas con la misma facilidad con que envejecemos a triple velocidad si no damos la importancia debida a un mínimo ejercicio físico, por decir algo. La caricia, el abrazo, el cruce de dedos, el beso protector en la mejilla, en el párpado, el reposado en la frente de tu amada, tiene un efecto balsámico que ni el mejor terapista puede igualar en 10 sesiones a golpe de tarjeta.
Pero además de todo eso, resulta que la ciencia ha descubierto que las caricias tienen un importante valor añadido. Como todo en cuanto a todo lo que nos afecta, resulta que la caricia nos pone los químicos así y asá, según explican especialistas de la Universidad de Utah (US)
USA Today nos dice que las parejas que se acarician durante 30 minutos, tres veces por semana, tienen un 34% menos de alfa-amilasa (una enzima íntimamente relacionada con el estrés), en la saliva, en comparación con las parejas que no intercambian muestras de afecto físico.
Según Julianne Holt-Lunstad, autora del estudio: “La oxitocina, un neuropéptido que se libera con el contacto físico, contrarresta el estrés”.
Tanto barullo de terminología química nos enfría un poco, y a decir verdad, a quién se le ocurriría andar pensando en ello mientras está ahí, relajada, calmándole los nervios a su bebé ante la incertidumbre de perder o no el empleo la semana próxima por culpa de la puta crisis, pero qué bueno saber que la intuición al regalar toneladas de mimo, la teníamos más que acertada. No escatimen en caricias. No dejen de dar cariño nunca, ¿vale?
(Fuente: AmbienteG.com)
Pero además de todo eso, resulta que la ciencia ha descubierto que las caricias tienen un importante valor añadido. Como todo en cuanto a todo lo que nos afecta, resulta que la caricia nos pone los químicos así y asá, según explican especialistas de la Universidad de Utah (US)
USA Today nos dice que las parejas que se acarician durante 30 minutos, tres veces por semana, tienen un 34% menos de alfa-amilasa (una enzima íntimamente relacionada con el estrés), en la saliva, en comparación con las parejas que no intercambian muestras de afecto físico.
Según Julianne Holt-Lunstad, autora del estudio: “La oxitocina, un neuropéptido que se libera con el contacto físico, contrarresta el estrés”.
Tanto barullo de terminología química nos enfría un poco, y a decir verdad, a quién se le ocurriría andar pensando en ello mientras está ahí, relajada, calmándole los nervios a su bebé ante la incertidumbre de perder o no el empleo la semana próxima por culpa de la puta crisis, pero qué bueno saber que la intuición al regalar toneladas de mimo, la teníamos más que acertada. No escatimen en caricias. No dejen de dar cariño nunca, ¿vale?
(Fuente: AmbienteG.com)
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