(Por Merlina Meiler).- Este es un dicho que nos han inculcado nuestras abuelas... ¿Hemos pensado detenidamente en qué significa, su justo valor y si lo aplicamos en nuestra vida cotidiana?
Hay dos tipos de soledad: la externa y la interna. Se suscita un conflicto cuando la soledad externa te pesa internamente. Si te sientes solo, ninguna compañía externa cambiará esto. Serán solo paliativos momentáneos que te generarán cierta dependencia de la otra persona, ya que tú CREES que no toleras la soledad... Estoy segura de que conoces quienes viven tranquilos sin pareja, que tienen intereses en sus vidas, y que en algún momento, si aparece la persona que los hace más felices, deciden cambiar su estado por una pareja enriquecedora.
La soledad, si estás en paz con ella, es un momento espectacular para rearmarte, para darte cuenta de lo que realmente quieres en tu vida y de aquello que ya no deseas, te permite ver opciones que antes no notabas, y te da la posibilidad de elegir. Es como tener delante de ti un lienzo en blanco en el que puedes pintar el paisaje que más te guste o lo que desees, con los colores que más te agraden.
También, ten en cuenta que si la soledad es interna, por más personas que tengas al lado tuyo, te seguirá acompañando como un fantasma: estará siempre latente. Y harás cosas contrarias a tu esencia para alejarte lo más posible de esa soledad, sin tener en cuenta que anida en ti. De más está decir que hay mucha gente que defiende lo indefendible y tolera más de lo que debería para estar rodeado (o rodeada) de alguien en especial, por miedo a quedarse solo: piensan que es mejor estar mal acompañado, que solo. Si este es tu caso, te propongo que pienses en todo lo que te rodea: nadie está en soledad absoluta si se desprende de una compañía dañina. Valora a tu familia, tus amistades, tu trabajo, a quienes te acompañan en tu camino. Ellos te apoyarán en los momentos de transición hacia una realidad más feliz.
La soledad te da la oportunidad única de elegir bien en el futuro, a la persona que merezca estar al lado de alguien tan valioso como tú.
(Fuente: Yahoo.com)
Hay dos tipos de soledad: la externa y la interna. Se suscita un conflicto cuando la soledad externa te pesa internamente. Si te sientes solo, ninguna compañía externa cambiará esto. Serán solo paliativos momentáneos que te generarán cierta dependencia de la otra persona, ya que tú CREES que no toleras la soledad... Estoy segura de que conoces quienes viven tranquilos sin pareja, que tienen intereses en sus vidas, y que en algún momento, si aparece la persona que los hace más felices, deciden cambiar su estado por una pareja enriquecedora.
La soledad, si estás en paz con ella, es un momento espectacular para rearmarte, para darte cuenta de lo que realmente quieres en tu vida y de aquello que ya no deseas, te permite ver opciones que antes no notabas, y te da la posibilidad de elegir. Es como tener delante de ti un lienzo en blanco en el que puedes pintar el paisaje que más te guste o lo que desees, con los colores que más te agraden.
También, ten en cuenta que si la soledad es interna, por más personas que tengas al lado tuyo, te seguirá acompañando como un fantasma: estará siempre latente. Y harás cosas contrarias a tu esencia para alejarte lo más posible de esa soledad, sin tener en cuenta que anida en ti. De más está decir que hay mucha gente que defiende lo indefendible y tolera más de lo que debería para estar rodeado (o rodeada) de alguien en especial, por miedo a quedarse solo: piensan que es mejor estar mal acompañado, que solo. Si este es tu caso, te propongo que pienses en todo lo que te rodea: nadie está en soledad absoluta si se desprende de una compañía dañina. Valora a tu familia, tus amistades, tu trabajo, a quienes te acompañan en tu camino. Ellos te apoyarán en los momentos de transición hacia una realidad más feliz.
La soledad te da la oportunidad única de elegir bien en el futuro, a la persona que merezca estar al lado de alguien tan valioso como tú.
(Fuente: Yahoo.com)
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