El trabajo —que fue coordinado por Emmanuel Mignot, de la Universidad de Stanford (California)— pone en el centro del debate si dormir el tiempo adecuado puede resultar, junto a la dieta sana y la actividad física regular, un instrumento eficaz para combatir la obesidad.
El estudio, publicado por la revista Plos Medicine, analizó desde 1989 y en condiciones de vida normales a 1.024 adultos reclutados por la Universidad de Wisconsin. En aquellos que dormían menos de ocho horas (el 74%), el índice de masa corporal (que mide la relación entre peso y altura) aumentaba de forma proporcional a la reducción del periodo de sueño aconsejable.
¿Por qué? Se constató que dormir menos de ocho horas diarias reduce el nivel de leptina, una hormona que inhibe el apetito y regula el consumo de energía. En cambio, aumenta la grelina, otra hormona que estimula el apetito y la producción de grasa y el crecimiento corporal.
Dormir cinco en lugar de ocho horas reduce un 15,5% el nivel de leptina y aumenta otro tanto el de grelina, lo que quiere decir menos consumo de energía y más hambre. Dicen los científicos que esto, en una sociedad donde la comida es accesible, equivale a favorecer la obesidad.
"Hasta ahora se consideraba que dormir era una pérdida de tiempo, porque hay mejores cosas que hacer, pero el estudio demuestra que dormir más o menos puede tener efectos importantes", comentó Shahrad Taheri, otro de los autores del estudio. Investigaciones anteriores ya vinculaban el dormir menos de siete u ocho horas con un aumento del peso (claro que también el dormir en exceso), pero se desconocía el mecanismo de relación entre sueño y apetito.
El estudio de Wisconsin —en que los participantes llevaron diarios de sus horas de descanso, durmieron un día en el laboratorio y se hacían análisis matinales de sus niveles hormonales— también constató que la interacción es mutua y que modificar los niveles de leptina y de grelina altera a su vez el sueño.
Dormir ocho horas diarias al día te revitaliza, te pone de buen humor y te prepara para realizar mejor tus actividades físicas diarias.
Sin embargo, muchos jóvenes y adultos tienen problemas para conciliar el sueño debido a la tensión, al exceso de trabajo y a la ausencia de sanos hábitos que los vuelven más propensos al temido insomnio.
Acostarse muy tarde y despertarse muy temprano aumenta la fatiga que se puede sentir mientras estudias, trabajas o practicas tu deporte favorito. El derroche de energía, sumado al cansancio, constituyen una peligrosa alianza que afecta tu memoria, reduce tu concentración y tu capacidad de reacción.
Y por si fuera poco, la falta de sueño es tan perjudicial que puede incrementar el riesgo de padecer diabetes, problemas cardíacos y sobrepeso. En algunos casos puede conducirte a la depresión y al consumo inadecuado de fármacos.
Dormir demasiado tampoco es recomendable porque puede ocasionar otras molestias.
Por ejemplo, un estudio realizado en Canadá concluyó que los adultos que duermen nueve o más horas son proclives al sobrepeso, al igual que los que descansan menos tiempo (entre cinco y seis horas)
Sanos consejos:
Establece horas fijas para acostarte y levantarte
Una hora antes de dormir realiza alguna actividad relajante como tomar un baño de agua tibia, leer o escuchar música suave.
(Fuente: clarin.com, fedperufronton.com)
1 comentario:
yo duermo 3 horas diarias, y es muy dificil mantenerme despierta en el dia mientras tomo clase x_X el cafe solo me funciono 2 dias, ahora intentare con taurina x_X
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