26 enero 2009

Cuando nos enamoramos a solas

Excelente artículo del sitio mexicano Anodis.com. (GLP)

A pesar de que pasan los años, a muchas nos sigue sucediendo: se enamoran de una persona que no les corresponde que por si fuera poco, ven en ellas una mina de oro sólo para divertirse. ¿Has vivido ilusionada con una chica que jamás te ha tomado en cuenta?

Lo que está en juego en el proceso de enamoramiento, que algunos explican con argumentos biológicos y químicos, es una atracción inusual hacia una persona que de repente se nos aparece en la vida.

La carne que lleva puesta nos parece atractiva; nos encanta lo que dice, cómo lo dice, y hasta perdonamos actitudes que odiamos en los demás. Y por supuesto, se empieza a gestar una ilusión con este nuevo personaje: nos imaginamos compartiendo la próxima navidad, creamos diálogos fantásticos que van desde la declaración de amor, hasta las peleas típicas de pareja —que aunque llenan de drama las relaciones, nos encantan—; y ya nos vemos con el anillo puesto: casadas.

El problema surge cuando nos ilusionamos sin haber recibido un feedback positivo de la parte contraria. Como decían las abuelas, cuando “montamos antes de ensillar las bestias”.

Este síndrome, que a muchas afecta, y que arbitrariamente llamaremos “enamorarse a solas”, termina jodiéndonos la vida, y nos lleva incluso a hacer reclamaciones fuera de lugar a una persona que nos encanta, que no conocemos lo suficiente, y que además, no ha dado la más mínima muestra de interés en establecer una relación de pareja con nosotras.

¿Quién no se ha “enamorado a solas”, o mejor, quién no se ha metido en videos de amor, sin haber consultado si quiera con la otra, si le interesa ser coprotagonista de esta película?

Para entender mejor el tema, basta revisar nuestro pasado escolar, allí nos enamorábamos de una compañera de clase o de una profesora, y la pobre no se daba ni por enterada.

Llenábamos cuadernos de poemas, le hacíamos regalitos, y escribíamos las iniciales de los nombres de las dos encerrados en un corazón atravesado por una flecha inclemente que lo atravesaba sin piedad.

Lo triste del caso, es que a pesar de que pasan los años, a muchas les sigue sucediendo: se enamoran de una persona y terminan invirtiendo tiempo, energía y dinero en relaciones que sólo existen en su imaginación, y que no se fundamentan en la realidad, sólo en el deseo.

Botan todos los perros, invitan aquí y allá, hacen presentaciones de la fulana en sociedad, y terminan desilusionadas.

Pero, ¿cómo saber cuándo estamos “enamorándonos a solas”? ¿Cómo diferenciar entre una apuesta que vale la pena, frente a otra que no pasa de ser una adulación constante a la otra persona, que “no nos da ni la hora”?

De plano es importante felicitar a quienes tienen el talento de “echar los perros” sin vergüenza alguna, esa que llega, pregunta la hora, invita a un trago, y hasta pide fuego para prender un cigarrillo, como sucede en las películas. Otras menos arriesgadas, vemos pasar preciosidades frente a nuestras narices, sin poder hacer nada por pena, o por complejo de malas conquistadoras.

Sea cual sea el caso, luego de hacer ese primer contacto ya podemos descubrir qué tan interesada está la otra: si te responde con monosílabos, retírate; si te escucha, responde, pero jamás contrapregunta, retírate; o si responde, contrapregunta, pero finalmente siempre termina hablando de sí misma, retírate. Es claro que por muy bella que te parezca, tiene un elevado espíritu de diva, o simplemente tú no le produces ni un mareo.

Es urgente desarrollar la capacidad para descubrir esas estrellas del firmamento, a quienes les encanta ser cortejadas, sólo para subirse el ego y sentirse halagadas. Esas que sonríen tímidamente y que luego de 100 palabras bonitas que le sueltas, no son capaces de ofrecerte ni medio piropo.

Eso en cuanto a la adulación, pero pasando a otro tema, el del tiempo invertido… Vale decir que es casi obvio que cuando tú eres el plan B, es porque el plan A no está interesada. En palabras más crudas, debes estar atenta para darte cuenta si sólo te llama para proponerte plan cuando no tiene nada qué hacer.

En estos casos, se llega incluso al sexo, sin embargo, ésta personita sale corriendo de su casa justo después de que termina, sin darte muchas explicaciones: apareció un mejor plan a las dos de la madrugada, su mejor amiga la necesita, o simplemente asegura que prefiere pasar la noche en su propia casa… Mentirosa, mentirosa.

¿Quién no sabe que un buen amante con prospecto de "esposa" adoraría quedarse contigo después de una noche de pasión? Pero no, esa que no será tu "esposa", y que te usa como comodín, seguramente huirá de la escena, es decir, de la cama, tan pronto termine.

Y entrando en el espinoso tema del dinero, no hay cosa más evidente que “una buitreada”. Me refiero a la flaca que cada vez que se encuentra contigo te desocupa la billetera.

De esas abundan, y si eres millonaria y el dinero te sobra, ignora ésta parte, pero si perteneces a la clase trabajadora, abre los ojos, y no inviertas en personas que después de que las invitas a almorzar, las llevas al cine, y les pagas la entrada al antro, se desaparecen luego de hacer el ingreso al lugar o son incapaces de aparecerse con un chocolate en la siguiente cita. No se trata del famoso y discutido 50-50, podría ser 90-10, lo importante es que la fulana, no vaya siempre en coche.

En pocas palabras, abre bien los ojos y si alguien que llama tu atención, y con quien te proyectarías como pareja, se dedica a recibir tus halagos sin manifestarte de vuelta el más mínimo interés, si te deja como última opción de diversión, y si además, empieza a considerarte cajero automático, es mejor que domines tu ilusión y te retires del juego.

No te “enamores a solas”, no te hagas videos en tu cabeza si no estás segura de que hay una contraparte interesada en ti. Enamorarse es de dos, al resto déjalas pasar.

(Fuente con modificaciones: Anodis.com)

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