25 enero 2010

Yves Saint-Laurent: sexo, drogas y otras genialidades

(ABC.es).- La última biografía de Yves Saint-Laurent (YSL) desvela rostros más feroces de lo esperado sobre la vida íntima del gran maestro de la alta costura, en terrenos sulfurosos: política, drogas, homosexualidad, violencia conyugal.

No era un secreto que YSL y su familia, originarios de Argelia, fueron partidarios de la Argelia francesa, contra la Argelia independiente. La nueva biógrafa insiste en las simpatías del futuro genio y su familia por la OAS (Organisation de l'armée secrète), la organización creada por militares nacionalistas (franceses) y de extrema derecha, que intentaron asesinar al general de Gaulle con varios atentados terroristas fallidos.

Sobre la homosexualidad de YSL se han escrito millares de páginas. Lelièvre se detiene en comportamientos que rozan una cierta sordidez: el joven maestro, vagabundeando hacia el alba por los muelles del Sena, hasta terminar arrodillándose, la boca bien abierta y ávida de placer, ante jóvenes efebos con los pantalones caídos...

Los “ataques” y “crisis” del genio creador han sido glosados con muy distintos colores. Se suceden en la nueva biografía escenas de una crudeza violenta: el gran modisto tirando ceniceros a la cabeza de quien pasaba a su lado, durante ataques de nerviosismo creador, resueltos a gritos, tijeretazos y vestiduras rasgadas en un taller de piadosas modistas aterradas.

Sobre las relaciones íntimas entre Saint-Laurent y el gran hombre de su vida, Pierre Bergé, se ha escrito mucho. Y se publicará pronto una correspondencia íntima. La biografía de Lelièvre ilumina la silueta felina de un amante presto a todos los sacrificios conyugales para preservar el gran imperio comercial construido por él.

La vida nocturna en el París de los años 60 y 70 del siglo pasado ha sido objeto de numerosos estudios. La nueva biografía de YSL ilumina escenarios, personajes e historias desde una óptica de cine negro: jóvenes lobos de la alta costura vagabundeando por un dédalo de arrecifes y archipiélagos donde el amor, los cuerpos, la droga, las anfetaminas, las bebidas fuertes, el arte, la corsetería de muy distintos sexos, se compran y se venden en unos supermercados iluminados con crueles luces de neón: el escenario de una ópera bufa representada por hombres y las mujeres de distintos sexos confundidos, como muñecos rapaces, en la lujuria, la angustia, la ilusión, las pesadillas y los paraísos artificiales.

(Fuente: www.abc.es)

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