Curso de Pearson, fragmento del libro: "Las reglas del amor", del autor Richard Templar.
REGLA 16: No metas a todas las parejas en el mismo saco
Todos tenemos un pasado: hasta los romances de la adolescencia nos dejan huella. Y es fácil que el pasado influya en nuestra siguiente relación.
Estamos programados para pensar que las cosas serán igual con una pareja que con otra, a menos que haya una razón para no pensar así. Si tienes el pelo mucho mejor cuando te lo cepillas y así lo hacías en el pasado, lo lógico es que ahora te lo cepilles igual. Si te gustó el sabor del plátano la vez que lo probaste, probablemente ahora te siga gustando igual. Si siempre has sido bueno con los números, no creo que este nuevo empleo tan relacionado con los números te suponga un reto. Si tu última pareja te engañaba, ésta también lo hará.
¡¡Qué va!! ¡¡De ninguna manera!! Rebobina, rebobina… y quítate de la cabeza el último ejemplo. Sí, es verdad que hay muchísimas cosas que no cambian, pero eso no es aplicable a las parejas. Todo lo que hemos nombrado tenía que ver contigo y sin embargo tú sigues siendo la misma persona ¿no? Con las parejas sucede lo mismo. Se puede dar el caso de que tu última pareja, la que te engañaba, ahora engañe a su pareja (pero ese ya no es tu problema). Tu nueva pareja no tiene nada que ver con la anterior, parte de cero contigo. Además, si pensaras que tiene algo que ver con la anterior ¿qué estarías haciendo con ella?
Por supuesto, el engaño es un ejemplo un tanto duro, pero conozco a gente que da por supuestas muchas cosas, sólo porque su otra pareja se comportaba o las hacía así. En concreto, conozco a una señora que estaba convencida de que su marido se enfadaría con ella si no le preparaba una taza de té al llegar a casa, porque su otra pareja se enfurecía si no lo hacía.
Mira tú por dónde, resulta que a este marido lo que le gustaba era llegar a casa, ducharse y preparar el agua para el té. También conozco a uno que se enfadaba mucho si su mujer le daba la espalda en la cama y le decía que era como si se hubiera puesto un letrero de “no tocar”. Lo único que pasaba es que a ella le resultaba mucho más cómodo dormir sobre el lado izquierdo.
Al igual que con muchas Reglas, debes dar la vuelta a la situación y pensar cómo te sentirías tú si te compararan con otros ex. Si, por ejemplo, un gesto inocente fuera la causa de una bronca, sólo porque en otra relación ese gesto fue detonante de algo negativo. Sí, sí, horrible.
Por eso, sea lo que sea: una tontería, una pequeñísima señal (dinero, sexo, mal humor, trabajo, secretos, mentiras, romances o cualquier cosa) no cometas el error de crear un problema donde no lo hay sólo por tu manía de comparar una pareja con otra.
EN LA VIDA HAY MUCHAS COSAS QUE NO CAMBIAN, PERO ESO NO ES APLICABLE A LAS PAREJAS.
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