(El Comercio).- Tras casi sesenta años de haberla implementado, la República Checa decidió no someter a los gays a la llamada “prueba falométrica”, mediante la cual se realizaban tests de excitación a las personas que pedían asilo alegando ser perseguidos en sus países de origen por su homosexualidad.
Esta polémica prueba fue inventada en los años 50 por un sexólogo checo y era ampliamente usada en el país para determinar la orientación sexual. En este caso, era implementada para comprobar si aquellas personas que solicitaban asilo eran realmente homosexuales.
Un portavoz del Ministerio del Interior checo indicó que los solicitantes ya no serán sometidos a la prueba, a menos que ellos mismos la pidan. Mediante este examen se comprueba si gays o lesbianas no tienen reacción alguna ante el visionado de material pornográfico heterosexual.
El portavoz indicó que el ministerio suspendió las pruebas luego de que un refugiado iraní se quejara sobre las mismas ante un tribunal alemán. Sin embargo, defendió la práctica y dijo que fue usada en nueve casos en años recientes, luego de que una corte checa sospechara que un solicitante de asilo, que aseguraba ser perseguido por su orientación sexual, solo fingía ser homosexual.
QUEJA EUROPEA
La Comisión Europea (CE) ya había considerado de dudosa legalidad el test de las autoridades checas. Fuentes de este órgano ejecutivo de la Unión Europea habían expresado sus dudas de que la prueba cumpliera con los artículos 4 y 7 de la Carta Europea de Derechos Fundamentales, que garantizan la libertad individual y la no sumisión a torturas ni tratos degradantes.
“Este test constituye una interferencia enorme en la esfera privada de la persona y su dignidad, y resulta particularmente inapropiada para las personas que hayan sufrido abusos sexuales”, ha señalado la CE.
La CE ha argumentado además en contra de esta prueba, porque, según afirma, extrae presunciones subjetivas sobre la psicología de la sexualidad de los homosexuales y los heterosexuales, por lo que el valor científico del test también es dudoso.
(Fuente: El Comercio)
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