Artículo del 02.07.2011 transcrito del Diario Peru 21 - Publicación original
Orgullo y prejuicio
Hay disculpas que llegan tan tarde que ya no tienen sentido. Otras que, por tratar de justificar la ofensa, terminan haciendo más daño. Hay las que se hacen simplemente para limpiar la conciencia. Yo espero que este no sea el caso. Que las disculpas públicas que voy a expresar en esta columna nos sirvan para entender que las distintas formas de amar no merecen nuestra tolerancia, como si fueran algo que hay que soportar, sino nuestra celebración.
Hace aproximadamente tres años, mi hermana María Luisa –que es una talentosa periodista– descubrió, asumió (no sé qué verbo usar), que se había enamorado de alguien distinto de su marido. Anunció que se separaba y nos pidió, a sus padres, hermanos y amigos, que respetáramos su opinión. Lo que para muchas familias es un hecho manejable, en la mía fue una hecatombe: mi hermana abandonaba su matrimonio porque se había enamorado de otra mujer. Había asumido su homosexualidad con valentía, y lo hacía absolutamente consciente de los problemas que tal decisión le acarrearía en una sociedad como la nuestra. Había decidido, con la misma sinceridad con que hace todo en su vida, vivir honestamente, vivir sin esconderse, vivir y punto.
María Luisa fue sincera y valiente; nosotros, no. Al comienzo le mostramos nuestro apoyo e intentamos no juzgarla. Pero, en el fondo, no la aceptábamos. Le pedíamos discreción, le exigíamos que no lo hiciera público, le decíamos que la apoyábamos, pero que por favor no nos presentara a su novia. Actuamos, supongo, movidos por el desconcierto, pero sobre todo por el prejuicio. No podíamos entender que mi hermana no estaba haciendo nada vergonzoso. Y disfrazando nuestros argumentos de falsa tolerancia, en realidad, casi le rogamos que se mantuviera dentro del clóset, que no nos hiciera pasar roche.
Por supuesto, María Luisa no nos hizo caso y, repito, con la sinceridad que siempre la acompaña, asumió públicamente su nueva vida. Es verdad que ella también cometió errores, que tal vez no supo respetar los procesos de entendimiento más lentos de otras personas, como los de mis padres, pero en términos generales hizo lo que tenía que hacer. Atravesó un momento difícil en su vida, un momento de cambios; y yo, su familia, no estuvimos a la altura de las circunstancias. Preferimos juzgar que entender. Nos atrincheramos en el miedo al qué dirán en lugar de, simplemente, abrazarla y alegrarnos porque por fin había podido resolver lo que probablemente, no lo sé, debió ser un largo conflicto en su vida.
Yo sé que María Luisa no necesita estas disculpas. Ni siquiera las espera. Como es más noble que todos nosotros, hace tiempo que pasó la página de la decepción y no solo nos quiere igual que siempre, sino que es la primera en estar ahí cuando tenemos un problema. Sin embargo, yo sí necesitaba gritar en voz alta que estoy orgullosa de mi hermana. Que me jode que la Municipalidad de Lima tenga que sacar ordenanzas para que ella, su pareja y sus miles de amigos que se aman sin hacerle daño a nadie no sean expulsados de un local si se agarran de la mano o se dan un beso. Que me frustra enormemente que tenga que haber una marcha del orgullo gay, como la que se celebra hoy, para que se respete no una ideología radical, como quieren señalar algunos sino, simplemente, una forma de amar. Una manera de relacionarse con el otro que no tiene por qué esconderse, ni pedir permiso para realizarse en este mundo donde, justamente, es la falta de amor lo que hace más daño, lo que nos vuelve más inhumanos.
Hoy pude llenar este espacio criticando la injusta y arbitraria salida de Rosa María Palacios de América Televisión, pero ya se escribió mucho y muy bien al respecto, y yo ya planteé mi posición en la radio y en la televisión. Por eso, esta vez preferí dedicarme a defender otra causa: la de amar libremente que, al fin y al cabo, no es más que otra forma de libertad de expresión.
4 comentarios:
Felicitaciones Maria Luisa¡¡ Sé felíz¡¡
No sólo borran comentarios ofensivos sino cualquier otro que los cuestione aún de manera alturada.
Lo de la tolerancia e inclusión se repite sin parar en el lobby LGBT (no aprobado por todos los gays, no van por el mismo camino) pero en realidad hacen lo contrario, el borrar los comentarios lo demuestra una vez más.
Deberían poner en privado este post o defender el principio de LIBERTAD DE OPINIÓN, no es difícil verdad ?
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