06 abril 2014

Augusto A. Rodrich - La Republica: El cardenal político #UnionCivilYA

Transcrito del Diario La República - 02.04.2014
Publicación original

Por Augusto Álvarez Rodrich

El cardenal político.

El referéndum planteado por Cipriani es inviable.

Con no poca frecuencia se dice que el cardenal Juan Luis Cipriani es una de las mentes más brillantes de la iglesia católica peruana, con una inteligencia maquiavélica que le permite lanzar estrategias para conseguir sus objetivos, pero esa afirmación debiera ser puesta en duda, pues últimamente sus movidas son cada vez más torpes.

Es lo que se volvió a constatar con el planteamiento que Cipriani lanzó el sábado para que se realice un referéndum para decidir sobre el aborto terapéutico y la unión civil entre personas del mismo sexo.

“Cuando a veces veo que se mencionan como derechos el querer instituir esa pareja de hecho o ese aborto terapéutico, si hay un deseo de entrar a estos temas, que se vaya a un referéndum, que se consulte a la población”, dijo Cipriani en su programa Diálogo de Fe de RPP.

Agregó, con su típico estilo de choque, que estos no son temas “que puedan definirlos en un Congreso o cuatro grupos de unas ONG”.

Para empezar, el cardenal debiera asesorarse mejor en materias jurídicas pues lo que está planteando es un sinsentido porque está expresamente prohibido en la Constitución, en cuyo artículo 32 se establece que:

“No pueden someterse a referéndum la supresión o la disminución de los derechos fundamentales de la persona, ni las normas de carácter tributario y presupuestal, ni los tratados internacionales en vigor”.

Esta prohibición es crucial para defender los derechos fundamentales de las minorías frente a los eventuales abusos de las mayorías, algo que a Cipriani le interesa –a la luz de sus declaraciones– un pepino.

Y si el cardenal sí hubiera estado informado de esta disposición constitucional que anula su iniciativa, pero igual la hubiera lanzado, estaría apelando a un populismo sustentado en la creencia de que la mayoría está en contra de la unión civil o del aborto terapéutico.

Pero el problema de fondo del planteamiento del cardenal Cipriani es que significa un grave error para sus propios intereses, pues ha mezclado, como lo suele hacer, los asuntos de la religión con los de la política –terreno en el que él cree que se mueve mejor–, abriendo las puertas para un debate que al primero que perjudica es a él mismo.

“Hagamos un referéndum para decidir si sacerdotes y monjas se pueden casar. Si ellos se meten en cosas civiles, también que se sometan a eso”, ha dicho con toda razón Fernando Rospigliosi.

Ese es, precisamente, el problema permanente del cardenal Juan Luis Cipriani: su incontinente vocación por mezclar la religión con la política, y el púlpito con la tribuna, así como su dificultad para entender que el Estado peruano es laico y que la Constitución se respeta.

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