La socialdemócrata Johanna Sigurdardottir, hasta ahora ministra de Asuntos Sociales, será desde la semana que viene primera ministra de Islandia. Desde la aparición en la política estadunidense de Harvey Milk, en los años 60, uno de los objetivos a nivel internacional del movimiento lésbico, gay, bisexual, transexual y transgénero (LGBT) había sido el de lograr que una persona LGBT ocupe el Poder Ejecutivo de algún país. Islandia está a punto de conseguir ese objetivo al poner a la primera mujer como la primera ministra de su historia, pero también a la primera mujer abiertamente lesbiana en ocupar ese cargo en todo el mundo.Tiene 66 años e inició su vida profesional como aeromoza en la década de los años 60 y después como líder sindical en su natal Islandia. En 1978 entró a la política al ser elegida al Althing, el Congreso islandés, como diputada por el Partido Social Demócrata. Desde entonces ha ido escalando en la política islandesa, como vicepresidenta de su partido político y, todavía hoy, como actual ministra de Asuntos Sociales. Tiene dos hijos de un matrimonio previo con un hombre y desde 2002 vive unida legalmente e la periodista Jónína Leósdóttir.
Hace unos días, la crisis financiera internacional se cobró su primera víctima en la pequeña isla de Islandia. El gobierno de coalición, integrado por una extraña alianza entre partidos de izquierda y de derecha, colapsó luego de varios meses de protestas ciudadanas. El primer ministro saliente, el conservador Geir Haarde, presentó su renuncia y en lo que se convoca a nuevas elecciones, Sigurdardóttir encabezará el gobierno islandés.
De acuerdo con una encuesta realizada en diciembre de 2008, Sigurdardóttir es la única política cuyos niveles de aprobación no cayeron durante el año pasado. Por el contrario, la ministra goza del respaldo de 75% de la población islandesa. Por ello, la actual presidenta del Partido Social Demócrata y ministra de Asuntos Exteriores, sugirió a Sigurdardóttir como la próxima primera ministra.
Es un hecho histórico. En todo el mundo políticos LGBT han logrado conquistar cargos de elección popular, pero nunca el mayor cargo público de un país. En Francia, el socialista Bertrand Delanoë es el alcalde de París desde 2001 y suena como fuerte candidato a la presidencia francesa para 2012. De igual forma, en Alemania el socialdemócrata Klaus Wowereit es el alcalde de Berlín desde 2001 y también es mencionado como un fuerte candidato a canciller.
En los Congresos de varios países, tanto locales como nacionales, políticos LGBT también han conquistado escaños. En el Congreso federal estadounidense Jared Polis se convirtió en el primer candidato abiertamente homosexual en ganar un escaño por el estado de Colorado en 2008, al tiempo que Tammy Baldwin se convirtió en la primera lesbiana en llegar al Congreso, por el estado de Wisconsin, en 1998.
Si no ocurre algo extraordinario, Jóhanna Sigurdardóttir será nombrada primera ministra interina. No como resultado de un proceso electoral, sino como efecto de una crisis financiera y política que ha llevado al gobierno islandés al borde del precipicio. Las proyecciones económicas para este pequeño Estado europeo, de apenas 300 mil habitantes, no son nada alentadoras. La economía islandesa se contraerá hasta en 10% durante este año, con un incremento en la tasa de desempleo y una devaluación de la corona islandesa.
Por ello, esta mujer no la tiene nada fácil. Su trabajo inmediato será el de convocar a un gobierno de unidad nacional y el de organizar el proceso electoral para mayo. Jóhanna no carga sobre la espalda la responsabilidad de rescatar al país de la crisis económica que atraviesa, pero sí la de aliviar la crisis política en la que Islandia está atorada.
Bien dicen los chinos que las crisis no son otra cosa más que momentos de oportunidades. Con su llegada al poder, la próxima primera ministra islandesa será la primera, pero no la última. Una nueva generación de políticos LGBT podría estar a la vuelta de la esquina.
(Fuente: www.exonline.com.mx)
